Así es, por lejano y desconocido que pueda sonar, este pequeño país báltico también cuenta con su propio itinerario del Camino de Santiago. Nosotros también nos quedamos en shock cuando lo descubrimos, después de hacer el Camino de Invierno con un grupo de jóvenes de Estonia, hace ya un par de veranos. Así surgió la idea, y así finalmente lo hemos descubierto a pie en un nuevo intercambio juvenil cruzando todo Estonia de norte a sur.
¡Te contamos como ha sido esta increíble experiencia #erasmusplus!
Como os decíamos, durante el mes de julio nos fuimos de peregrinación tan lejos como a Estonia. En colaboración con asociaciones de Italia, Bosnia y Herzegovina, Georgia y Estonia, junto a la anfitriona Ethos MTÜ, un grupo multicultural de 27 jóvenes recorrimos el país comenzando en Tallinn y finalizando en Pärnu, en la costa sur a orillas del mar báltico.
El Camino Estonia no es algo que nos hayamos inventado nosotros, ya que forma parte de una gran red de Caminos de Santiago que existe en toda Europa, y es prueba de que el Camino "empieza delante de la puerta de tu casa", así como del interés que despierta en todo el mundo. Es un gran orgullo ver cómo se valora y se conoce como seña de identidad que coloca Galicia en el mapa allá por donde caminamos.
Como señal de su oficialidad, el Camino Estonia cuenta con su propio pasaporte peregrino, que fuimos sellando etapa tras etapa en cada pequeña iglesia o lugar que nos encontramos. Llegar a Santiago a pie nos quedó un poco lejos, pero es increíble ver como hasta han señalizado con pegatinas toda la ruta. Pudimos conocer todos estos detalles con su principal promotora Epp Sook, la presidenta de la asociación Camino Estonia.
¿Qué hicimos durante estos diez días? Pues caminar y caminar, con largas jornadas de hasta 30 kilómetros diarios, que se hicieron más llevaderas gracias a que Estonia es uno de los países más planos del mundo. Es suficiente con añadir que su máxima elevación es una colina de 300 metros a la que llaman Suur Munamägi, "el gran huevo". Pero aún sin montañas, sus bosques de abetos, lagos e infinitas llanuras son un espectáculo para recorrer a pie.
Durante esta experiencia, tuvimos la oportunidad de sumergirnos en la historia y las tradiciones locales, recorrer el país de aldea en aldea y asistir a talleres sobre el tema de la peregrinación, la relación de los jóvenes con la naturaleza y la salud mental. Pequeños pueblos de nombres tan extraños como Marjamaa, Pärnu Jagupi o Kivi Vigala nos recibieron con enorme hospitalidad, dónde también pudimos acampar al aire libre varios días seguidos.
Aquí nuestra cara de felicidad cuando tras una mañana de larga caminata nos encontramos con... ¡una granja de alpacas!
Y para terminar la ruta llegamos hasta Pärnu, la llamada capital del verano de Estonia, donde nos acogieron en un centro juvenil (Sauga ANK) que nos dejó a todos impresionados. Tenía hasta cocina propia y un teatro y sala de actividades dónde pasamos los últimos días de esta experiencia.
Gracias a todos los que nos habéis acompañado, ¡nos vemos en la próxima en Valdeorras!
Lucas Docampo
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